Sin dudas hoy en día perros y gatos continúan siendo los principales animales escogidos por la mayor parte de las personas que se deciden a dar el importante paso de adoptar una mascota. Pero a pesar de esa larga historia que ambas especies tienen acompañando a los humanos, aún hay misterios y temas míticos que no llegamos a descifrar del todo. Uno de ellos es el relacionado con la visión y a pesar de que en los dos casos son muy similares, hablaremos ahora sólo de los gatos que es el objetivo central de este artículo.
Interrogantes sobre su capacidad para ver en la oscuridad, distinguir los colores, ángulo de cobertura visual y otras, continúan despertando la curiosidad de aquellos maravillados por las interioridades de estos animales domésticos.
Las respuestas sobre la visión no resultan fáciles, dado que los especialistas opinan que aún pudiese haber mucho por descubrir. Además, analizar la función visual implica valorar varios aspectos que son procesados por el cerebro para originar el sentido de la visión. Algunos de estos son el campo visual, la percepción de profundidad que es la habilidad de medir distancias, la agudeza o rapidez de enfoque, percepción de movimiento y distinción de los colores.
No obstante, hay varias características de los ojos de los gatos que sí están bien definidas y conocerlas nos da la llave para adentrarnos en el misterioso mundo de los gatos.
Los gatos y la oscuridad
Este es uno de los mitos que más se escuchan de los gatos. Ciertamente, se ven imposibilitados de ver en total oscuridad y precisan de un poco de luz para hacerlo. Lo que sucede es que su visión en esos ambientes de penumbra es mejor a la de otros animales y muy superior a la de los humanos, ya que pueden ver con una sexta parte de luz que nosotros requerimos para hacerlo.
Los ojos de los gatos, en proporción con el tamaño craneal, se pueden calificar de enormes. Esto ocurre con otras especies que en su proceso evolutivo han desarrollado las adaptaciones necesarias para cazar en la oscuridad.
La estructura de su ojo, en el que el cristalino y la córnea son más grandes que la parte trasera y el primero está alejado de la parte delantera, le otorgan la posibilidad de una mayor apertura y la confieren al animal una capacidad inusitada para captar la luz. Si esta escaseara, pues la pupila se dilata en grandes proporciones, permitiendo la entrada de la luz necesaria para desplazarse correctamente.
Los gatos y los colores
Tradicionalmente hemos concebido que los gatos sólo pueden ver en blanco y negro, pero las últimas investigaciones arrojan que podrían tener la capacidad de distinguir, aunque escasamente, algunos colores.
Su sistema de visión da prioridad a la recepción de luz por encima de la discriminación de color, pero esto no significa que se vean imposibilitados de distinguir los colores.
Exámenes de comportamiento y de estimulación a la retina, para ver la reacción del animal ante distintas longitudes de onda, han comprobado que estos tetrápodos pueden diferenciar los colores primarios rojo y azul. No obstante, de forma frecuente confunden verde y rojo, por lo que se puede asumir que su visión es dicromática, a diferencia del tricromatismo de la humana.
Los ojos rasgados de los gatos
Una particularidad por la que se reconocen a los gatos y otros felinos es por la forma rasgada de sus ojos, que le confieren esa aura mística que a algunos asusta y a otros encanta. Pero una pregunta interesante es por qué tienen esa forma y no otra.
Cada ser vivo, como parte de su proceso evolutivo desarrolla sus estructuras de acuerdo a sus necesidades para vivir en determinado ambiente. Los gatos, como cazadores nocturnos que son por naturaleza, han visto cómo sus ojos se han ido adaptando a la perfección para cumplir con todo lo que ellos demandan para su supervivencia.
Además, de la habilidad para ver en la oscuridad con una pequeña porción de luz de la necesitada por otros integrantes del reino animal y la capacidad de distinguir algunos colores básicos, contrario a lo que se creía antaño, esos ojos rasgados contienen otras características que contribuyen a impregnarle ese misticismo que tanto maravilló a los egipcios en la Edad Antigua.
Visión binocular felina
Una de ellas está relacionada con lo que se denomina visión binocular, que es la cantidad del campo visual que puede ser distinguido, y la visión periférica a partir de la posición de los ojos en la cabeza. El campo visual de los gatos es superior en 40 grados al de los humanos, 240 frente a 200, pero el campo de visión binocular, determinante además para medir adecuadamente las distancias, es alrededor de la mitad.
Con el paso del tiempo y dada su necesidad de cazar o buscar alimento en cualquier escenario, la especie ha desarrollado una estructura especial debajo de sus retinas conocida en el ámbito científico como tapetum lucidum. Gracias a esta particularidad, ve amplificada su visión en ambientes oscuros como ya vimos antes.
Increíble agudeza visual
Otra característica está determinada por la agudeza visual o habilidad de enfoque para diferenciar los objetos o cuerpos observados. La de los gatos es menor que la de una persona, de ahí que pueda distinguir sólo a seis metros lo que los humanos podemos hacer desde 25. A pesar de esto, el desarrollo que sus otros sentidos alcanzan, como el oído y el olfato, les permiten desenvolverse de forma correcta en los medios que les resulten familiares y adaptarse rápidamente a los que no lo son.
A pesar de estas maravillas oculares que favorecen la forma rasgada de sus ojos y les otorga una visión sui géneris, es válido aclarar que los gatos se ven imposibilitados de usar su potente sentido al nacer. Abre sus ojos a los siete días de nacido y poco a poco después de ese momento es que va aprendiendo a interpretar y responder ante los estímulos.
Llegan al dominio total de su visión luego de cumplir doce semanas de vida, tiempo en el que además sus ojos toman la coloración definitiva que marca al gato por el resto de su vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario